La diabetes mellitus (DM) es una enfermedad endocrina crónica. La enfermedad se desarrolla cuando el páncreas no produce la cantidad necesaria de la hormona insulina o cuando el cuerpo no puede absorber la insulina que produce. Esto conduce a un aumento de las concentraciones de glucosa en sangre (hiperglucemia).
La diabetes tipo 1 (conocida como diabetes insulinodependiente o infantil) se caracteriza por una falta de producción de insulina.
La diabetes tipo 2 (la forma más común, también llamada diabetes no insulinodependiente) se desarrolla como resultado de la resistencia del cuerpo a la insulina. La enfermedad a menudo se asocia con falta de actividad física y exceso de peso.
También existe la diabetes tipo 3 o diabetes mellitus pancreatogénica. Este es un trastorno secundario del metabolismo de la glucosa que ocurre en el contexto de un daño primario al páncreas, con mayor frecuencia pancreatitis crónica, de ahí el nombre de la patología.
La diabetes mellitus gestacional (diabetes en mujeres embarazadas) se caracteriza por hiperglucemia, que aparece por primera vez durante el embarazo.
Según las previsiones de la OMS, en 2030, más de 450 millones de personas en el planeta padecerán diabetes mellitus (DM). Hoy en día, la diabetes causa 1,6 millones de muertes al año; para 2030, la diabetes se convertirá en una de las principales causas de muerte en todo el mundo.
¿Por qué es peligrosa la diabetes?
La diabetes mellitus es una enfermedad multisistémica, es decir, provoca una alteración del funcionamiento de muchos órganos y sistemas. Sobre todo, con la diabetes, los nervios y los vasos sanguíneos se ven afectados, lo que provoca cambios patológicos en el cerebro, los órganos de la visión, el corazón, los riñones y las extremidades inferiores.
El principal peligro de la enfermedad son sus complicaciones específicas.